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PROPAGACIÓN DEL FUEGO - RECOMENDACIONES DE SEGURIDAD
En un edificio residencial el fuego puede avanzar rápidamente gracias a la gran cantidad de combustibles que puede encontrar. Las cortinas, muebles, revestimientos de paredes son muy buenos combustibles. Este tipo de construcciones no suelen estar acondicionadas para aislar los incendios y estos pueden propagarse fácilmente a través de las puertas de madera o de las paredes sin aislamiento. Las distintas formas en las que un incendio puede propagarse en un edificio son las siguientes: Propagación vertical del fuego: que el calor sube hacia arriba es algo que todos conocemos, esto hace que los pisos que se encuentran justamente encima del foco del incendio son los más propensos a sufrir la propagación del fuego. Los huecos de escaleras o de los ascensores, los conductos de ventilación y las puertas de madera permiten que el fuego se propague con facilidad provocando un efecto chimenea en estos conductos.
El fuego, sin duda, es el elemento más peligroso de un incendio, aunque no es el único. El humo es otro de los factores de riesgo en un incendio ya que limita visibilidad y puede causar asfixia. El humo que se produce en un incendio en un edificio suele ser un humo tóxico ya que se forma de la combustión de los materiales aislantes, plásticos, pinturas… En un incendio en un edificio se alcanzan temperaturas extremadamente elevadas que pueden llegar a romper los cristales de las ventanas facilitando así la entrada de oxígeno al incendio y provocando una combustión súbita o flashover. Si un edificio cumple con la normativa actual anti incendios los riesgos de propagación del fuego se reducen considerablemente. Las medidas que se pueden adoptar para evitar la propagación son tanto estructurales como constructivas.
- Estructura: se trata de los materiales que forman la estructura resistente del edificio. - Separadores: aíslan las diferentes estancias del edificio impidiendo así la propagación del fuego. - Estructurales – Separadores: cumplen ambas funciones.
Los elementos constructivos del edificio y su comportamiento en un incendio son de vital importancia ya que dependiendo de los materiales utilizados se comportaran de una u otra forma. Los materiales, cuando son sometidos a las elevadas temperaturas que se producen en un incendio, sufren deformaciones producidas por el calor y pueden llegar a perder resistencia haciendo que el edificio se derrumbe. Los principales materiales con los que se construyen los edificios son el acero y el hormigón. Cada uno de estos materiales se comporta de forma diferente cuando se ve sometido a temperaturas extremas. El acero se dilata, pierde resistencia y cede mientras que el hormigón pierde la humedad y se contrae y agrieta. El comportamiento de los materiales de construcción frente al fuego es uno de los principales factores que determinara la iniciación y propagación del fuego. En estos ensayos se mide la reacción al fuego de los distintos materiales y se tienen en cuenta factores como la inflamabilidad, la combustibilidad o la velocidad de combustión.
La resistencia al fuego de los materiales de un edificio de viviendas debe ser como mínimo de 180 minutos y debería soportar la completa combustión del contenido combustible. Como hemos comentado la propagación del fuego depende de los materiales constructivos y estructurales del edificio. La instalación de separadores de espacios, puertas cortafuegos y la utilización de materiales aislantes ignífugos es muy importante para evitar o por lo menos retrasar la propagación del fuego. Evitar la propagación del fuego, el humo y los gases tóxicos puede significar una gran diferencia en daños materiales y personales y entre un pequeño fuego o un gran incendio.
Si el fuego se aísla en la misma habitación en la que se ha producido podrá ser apagado fácilmente por los bomberos evitando así que se propague al resto del edificio. |
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